"Es solo un pensamiento". Ella se encogió de hombros. "Como diseñadora arquitectónica, tengo que soñar un poco".

"Eso es verdad". Él sonrió levemente.

Bai Tingxin se unió a la puja por el popular terreno que Qin Lianyi mencionó cuando comenzó la subasta.

"Presidente Bai". Su asistente se sorprendió.

Después de todo, el terreno no formaba parte de su plan. Era tan popular que la competencia era intensa, por lo que el precio final podría no ser muy bueno.

Incluso si ganaran la subasta, probablemente ganarían una reputación más que una utilidad.

Sin embargo, Bai Tingxin dijo: "Oferta por ella y usa ese terreno para hacer famoso al Grupo Bai Feng".

El asistente dejó de hablar, pero sus ojos no pudieron evitar mirar a la mujer que estaba bebiendo jugo mientras navegaba por Internet en su teléfono.

‘El Presidente Bai no va a presentar una oferta por ese terreno solo por lo que dijo la mujer, ¿o sí?’.

'¿Es posible? ¿Gastar miles de millones de dólares solo por lo que ella dijo?’.

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