Sin embargo, Yi Jinli se detuvo de repente.

Gao Congming estaba estupefacto. '¿Acaso lo que acabo de decir fue... tan útil?'.

Sin embargo, Yi Jinli simplemente bajó la cabeza y miró sus manos que estaban manchadas de sangre. Él recordaba que ella decía que sus manos eran hermosas y limpias.

‘Es solo que... Ella no sabía cuánta sangre y cuánta oscuridad del mundo me habían manchado las manos’.

"Sí, eso me ensuciará las manos...", murmuró Yi Jinli.

"Joven Amo Yi, sus manos...". Gao Congming rápidamente le entregó un pañuelo limpio.

Yi Jinli tomó el pañuelo y se limpió la sangre de las manos. Luego, como si ya no le interesara el hombre que estaba tirado en el suelo, pasó directamente de su lado y entró al edificio.

Gao Congming rápidamente dio algunas órdenes y entró al edificio.

Aquellos que acababan de ver esa escena no podían evitar sentir escalofríos.

¿Quién hubiera pensado que el Joven Amo Yi, que por lo general se veía frío y noble, sería tan atroz cuando se encargara del