Era... ¡Ye Wenming!

Él estaba vestido con traje y corbata, y su cabello estaba tan escrupulosamente peinado como recordaba. Su rostro era frío y hermoso. Incluso su perfil lateral hacía que su corazón palpitara de dolor.

El tiempo había sido amable con él. Habían pasado los años y estaba tan guapo como siempre.

Sin embargo, ella ya estaba cubierta de heridas y ya no era la misma persona.

Como si sintiera su mirada, Ye Wenming volvió la cabeza en su dirección.

Casi inconscientemente, Zhuo Qianyun inmediatamente recogió a su hijo y corrió hacia el pasillo de salida en la otra dirección.

"¡Oye! Señorita, ¿qué pasó?", la asistente de ventas le gritó a Zhuo Qianyun por su cambio repentino.

Ye Wenming, que estaba de pie en la escalera mecánica, no vio nada más que una figura que huía, cruzando por su vista.

Sin embargo, solo por un momento, su rostro palideció. Entonces, todas las personas que lo seguían vieron al Presidente Ye, conocido por su actitud tranquila y serena, corriendo v