Estas pinturas mostraban imágenes de ella cargándolo colina abajo o acurrucándose con él en el bosque.

En ese entonces, solo podían confiar el uno en el otro.

Por primera vez, se dio cuenta de que ella era tan importante que tal vez no podría vivir sin ella.

Solo una de estas pinturas era una excepción.

No era una pintura de una niña, sino el rostro de una mujer adulta. La mujer de la pintura sonreía levemente. Sus ojos almendrados eran suaves y serenos, pero hacían que la gente se sintiera cómoda. Era como si ser mirado por esos ojos te hiciera sentir tranquilo pero también conectado a la tierra al mismo tiempo.

Gu Lichen se paró frente a la pintura, mirando a la persona en la pintura con sus ojos oscuros de fénix. El dolor brillaba en sus ojos siempre indiferentes y distantes.

¡Si Ling Yiran estuviera aquí, descubriría que ella era la persona en la pintura!

"¿Por qué no eres ella?", su voz fría sonó en el estudio, pero no hubo respuesta.

La mujer de la pintura solo lo miraba