Después de un largo tiempo, ella lo escuchó suspirar. Luego, él enderezó su espalda. Sus ojos hipnóticos la miraron impotentes. "Solo eres tú".

Solo ella. Ella era la única que él deseaba tener. Sólo ella. Ella era la única que podía dejarlo indefenso después de ser rechazado. Era como si cada vez se pareciera menos a sí mismo frente a ella.

“Ayúdame a secarme el cabello”, dijo. Luego, le entregó a ella la toalla.

Ella lo miró en estado de shock cuando él bajó la cabeza ante ella.

"¿Qué pasa? ¿No siempre me secabas el pelo cuando estábamos en la casa alquilada?” preguntó mientras levantaba una ceja.

¡Las cosas eran muy diferentes en ese entonces! Ling Yiran apretó los labios. Eventualmente, ella comenzó a secarle el cabello.

Como la toalla cubría su rostro, la relajó un poco más.

Él era como un cachorro obediente que le permitía a ella secarle el pelo. En este momento, Ling Yiran tuvo una sensación extraña. Era como si ella fuera su gobernante y él se inclinara ante ella.

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