"¡Sí, entiendo!", respondió el abogado.

En ese momento, Zhuo Qianyun rápidamente fue a la estación de policía. Tan pronto vio a su hijo, corrió hacia él y lo examinó.

Aunque su madre había dicho que el Pequeño Yan solo tenía heridas en la piel y estaba bien, Zhuo Qianyun se puso a llorar al ver el rostro con moretones de su hijo.

"¿Te duele?", preguntó ella con la nariz irritada.

Zhuo Yan negó con la cabeza. "No". Sin embargo, su rostro se arrugó cuando habló, ya que el movimiento tiró de las partes hinchadas de su rostro.

El corazón de Zhuo Qianyun se rompió nuevamente.

La Señora Zhuo se culpó a sí misma mientras decía: "Todo es mi culpa. Si me hubiera dado cuenta de que él había estado allí durante demasiado tiempo y hubiera enviado a alguien que entrara, el Pequeño Yan no habría recibido una paliza así".

"No es culpa de la Abuela. Yo no soy... lo suficientemente fuerte", dijo Zhuo Yan. No era lo suficientemente fuerte para luchar contra esa gente. Si fuera más fuerte, no se h