"Sí, ya no me duele. Así que puedes detenerte ahora, Ci", dijo la niña, y el niño volvió a quedarse tranquilo como lo había estado en un principio. Sin embargo, su mano sostenía firmemente la de ella.

"¿Has estado peleando de nuevo? Dios. ¿Incluso los golpeaste con tanta fuerza? ¿Qué pecado hemos cometido para tener un hijo como tú?". La madrastra, Zheng Yahui, lo reprendió mientras se acercaba apresurada. Tan pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando, reprendió al Pequeño Ci al instante.

Ella solo se había alejado por un momento, pero esto sucedió de repente.

El niño regordete incluso se quejaba al explicar cómo el Pequeño Ci había lastimado a los otros niños.

Con tantos adultos a su alrededor y escuchando las críticas de los demás, la niña solo abrazaba al niño con fuerza mientras decía: "Ci, no tengas miedo. Yo te protegeré. ¡No tengas miedo!".

Ling Yiran descubrió que su nariz se sentía inusualmente adolorida al escuchar esto. Justo cuando estaba a punto de decir algo para