La madre de Yi Jinli solo lo dio a luz para ser parte de la familia Yi y convertirse en la madre de su futuro heredero. Sin embargo, una vez que ella descubrió que no podía lograr su objetivo, él se convirtió en nada más que un peón abandonado.

La mujer frente a él estaba dispuesta a sacrificar todo lo que tenía por sus hijos.

Sus hijos nunca serían peones para ella.

Sus ojos siempre eran tan claros como el agua. Incluso después de haber sufrido tanto en la cárcel, la oscuridad nunca había contaminado la claridad de sus ojos.

¡Era por eso que... él la amaba tanto!

Yi Jinli de repente abrazó a Ling Yiran. "No dejaré que tus manos queden paralizadas. ¡No lo permitiré!".

¡Él curaría sus manos incluso si tuviera que dar la vida para conseguirlo!

Ling Yiran sonrió suavemente, levantó las manos y le devolvió el abrazo a Yi Jinli. Se mostraba tranquila ante la situación de sus manos. "¡Jin, no tienes que preocuparte por eso! Incluso si estas manos quedan paralizadas, tú serás mis manos