Si las deidades y Buda realmente existían, ¿podrían mostrarle un poco de misericordia y dejarla... ser capaz de dejar ir esta relación? ¿Podrían dejar que su corazón, que una vez se había enamorado de ese hombre, recuperara su paz?

¡Resultaba que, a veces, ser capaz de no amar era una bendición!

Bajando la colina, Yi Jinli se sentó en el coche mientras se apoyaba en el asiento trasero, cerrando los ojos lentamente para descansar.

Gao Congming, quien estaba en el puesto del conductor, miraba con temor por el espejo retrovisor a su jefe en el asiento trasero.

El Joven Amo Yi no había hecho nada después de ver a Ling Yiran hace un momento. Era como si ya no se preocupara por Ling Yiran.

Al menos... eso era lo que “parecía”.

Sin embargo, ¿era realmente así? Gao Congming no estaba completamente seguro. Después de todo, se podría decir que Gao Congming había sido testigo de la historia de Yi Jinli y Ling Yiran desde que se conocieron.

Por lo tanto, él naturalmente entendía lo importan