Epílogo.

Ha pasado un año desde todo aquello, al fin deje los turnos en urgencias, por fin podré tener mi propia consulta.

Aunque en un principio pensé coger una plaza en el hospital. William me convenció para que tuviera mi propia consulta. Así no tendría que hacer rotaciones para coger puntos.

Pasado un tiempo le pregunté a William sobre el paradero de mi abuelo, al principio se mostró reacio a contarme nada, pero una tiene sus métodos.

Estaba encerrado en una de las celdas de la manada, hasta donde el sabía había perdido la razón pero todavía desconfiaba de que este no fuera un nuevo plan.

Un día decidí visitarlo lo que vi allí me desagrado tanto que decidí que esa sería mi primera y mi última vez allí abajo.

No me reconoció, ni si quiera respondió a mis preguntas. No dejaba de repetir perdón, perdón, por matarte hija mía y así sucesivamente.

Con las chicas la relación está un poco más distante alguna llamada y poco más, pero no las puedo