AL FIN SOLOS

MAURIZZIO

Mientras compartíamos con nuestro pequeño, me estaba volviendo loco del deseo, ya que cada vez que mi hijo nos hacía besarnos, o siempre trataba de mantenernos cerca uno del otro, lo que hacía que el olor de su piel que llegaba a mi me deleitaba los sentidos solo por tenerla demasiado cerca, quería degustarla a plenitud, pero por los presentes me abstuve, el tiempo se pasó tan de prisa y estábamos tan cómodos qué por eso al percatarme de ello aproveché, había decidido esperarla hasta el último momento, pero no aguanto más, mucho menos sabiendo que ella disfruta de las íntimas caricias que compartimos.

Al paso de los minutos que creo que se convirtieron en horas, pues estábamos tan concentrados en nuestro juego que no nos dimos cuenta cuando fue que quedamos solos, al mirar a mi alrededor para ver el por qué de tanto silencio fue que lo supe, mi hijo ya no estaba y tampoco mamá, ella tampoco se había percatado de nada por qué aún seguía ahí concentrada tratan