Tic tac, solo observo como mi reloj no deja de dar la hora, como el mundo sigue gritando mientras que yo sigo aquí sentado en medio de una muchedumbre a la espera de que ella surja del hielo, que ella muestre aquello que la hará ganar el oro, aquello que me hará sentir más maravillado con la preciosa mujer con la que estoy casado, corrección, con la mujer con la que una vez estuve casado, doy un gran suspiro y observo a mi derecha y luego a mi izquierda, allí presentes Andreas y Kendrik, estos dos imbéciles que se han negado a separarse de mi lado, porque según ellos no hago más que hacer estupideces mientras que ellos no están presentes, además del hecho de que no estamos en nuestro hogar y con ello temen a que los rusos quieran atacarme.

Veo hombres infiltrados de los nuestros en todos los lugres, todos con la intensión de proteger a Lea, aunque según Andreas había indicado que ya no eran necesario después de aquella noticia en internet, yo insistí en el hecho de seguir protegiendo