Estrella también se enteró de que Claus había ido a interrogar personalmente a la criada. Aunque estaba ansiosa de conocer el resultado de esto, confiaba en que Claus encontraría las pruebas suficientes. Si Claus tenía tanta fe en ella, seguramente limpiaría su nombre. Estrella esperó en silencio en su habitación.

Mientras tanto, en un lujoso club nocturno, Caín y Luna estaban inquietos después de haber llevado a la criada allí. Sabían que la traición de la criada era inminente. Si no revelaba la verdad, las pastillas abortivas las delatarían ante Claus.

Luna frunció el ceño y preguntó: —¿Y si la criada nos traiciona? Cuando Claus descubra la verdad, estaremos en problemas.

Caín miró a Luna y arqueó una ceja. —Realmente estás pensando en nosotros.

Luna intentó complacer a Caín y dijo: —Caín, ¿no te dije que estamos juntos en esto? Solo estoy pensando en ti.

Caín se relajó y no mostró señales de nerviosismo. —Incluso si nos atrapan y nos interrogan, siempre y cuando no hablemos, es