En cuestión de días, la noticia de la caída de la camioneta de Claus al río y su desaparición se propagó por toda la empresa. A la vista de todos, Claus parecía seguir desaparecido, mientras que Rosalía volvía a tomar las riendas.Rosalía seguía siendo la presidenta de la compañía, y si Claus estuviera presente, su papel sería principalmente ceremonial, ya que Claus había optado por la posición de gerente en el pasado. Esto significaba que el poder real de la empresa seguía en manos de Rosalía, lo que impedía que Andrés y Andrían tuvieran control sobre la empresa.Ese día, la reunión de la empresa fue presidida por Rosalía. Antes de iniciar la reunión, se maquilló un poco, aparentando estar más cansada de lo normal, ya que, ante los ojos de todos, Claus era más importante para ella que cualquier otra persona. Ahora que Claus estaba desaparecido, no podía permitirse parecer tan indefensa. Bajo la mirada de todos, debía mantener la compostura.La reunión siguió su curso habitual, con inf
La perspectiva de Rosalía tenía su lógica. Actualmente, la operación de la empresa no parecía haber sido afectada negativamente.Aunque, Claus ya había iniciado varios proyectos y había logrado integrar con éxito algunas filiales, lo que había llevado a un rendimiento financiero bastante estable de la empresa, no se descartaba la posibilidad de problemas significativos en un futuro. Esta era la razón por la cual los accionistas estaban expresando sus opiniones con el respaldo de Andrés y Andrían.Rosalía presentó sus argumentos, y en este momento, los demás tenían dificultades para responder, ya que, bajo el liderazgo de Claus, la empresa había tenido un desempeño financiero sobresaliente, y les resultaba difícil encontrar una razón adecuada para contradecirla.Sin embargo, para Andrés y Andrían, esta era una oportunidad que no podían dejar pasar. Andrés señaló: —Lo que dice la presidenta es cierto, pero Claus está liderando actualmente la empresa y debe asumir la responsabilidad del f
Por la noche, Rosalía regresó a casa, aún enfurecida por lo sucedido.Su rostro estaba frío, llena de ira. Dijo: —Andrés y Andrían creen que nadie sabe de sus ambiciones y de lo andan tramando. Esta es la segunda vez que sacan este tema. ¿Acaso están obsesionados con la sucesión?Estrella la miró con el rostro pálido y le ofreció una taza de chocolate caliente. Luego, se sentó a su lado y le dio palmaditas en la espalda, tratando de consolarla: —Abuelita, no vale la pena enojarse por gente como ellos. Ese par no es digno de tu enojo. Normalmente, Rosalía era una persona de temperamento más suave. Sin embargo, Andrés y Andrían habían cruzado límites para hacerla enfurecer de esta manera.Claus también la consoló: —Abuela, les gusta hablar, déjalos hablar. Me aseguraré de que paguen por esto. No te preocupes. Continúa centrándote en la gestión de la empresa.Por supuesto, Rosalía no quería seguir enojada, pero no pudo evitarlo: —Si hubieras visto sus rostros, eran realmente desagradable
Andrés y Andrían, comenzaron a sospechar de las acciones de Rosalía, especialmente porque ella no parecía estar afligida por la situación de Claus. Comenzaron a discutir el asunto.Andrés frunció el ceño y dijo: —¿Crees que Claus realmente ha muerto? ¿O Rosalía nos está ocultando algo a propósito?Andrían, entre dientes, respondió: —La actitud de la señora es extraña. Si Claus todavía está vivo, sería muy afortunado para él.Empezaron a preocuparse, si Claus estaba vivo, podría haber descubierto que habían intervenido en su contra. Rosalía no los odiaría tanto a menos que hubiera algún secreto.Andrían decidió enviar a alguien a buscar a Claus y verificar su estado: —Enviaré a alguien a investigar y averiguar si Claus está vivo o muerto.Andrés agregó: —Si lo encuentras, no te apresures a quitarle la vida. Permítele seguir viviendo en agonía, viendo cómo tomamos el control del grupo Burgos paso a paso. Esa sería la mejor forma de castigo.Sabían que torturar a alguien no necesariamente
Claus había estado en la villa estos últimos días, mientras que Estrella volvía después de sus clases para pasar las noches con él. Notó que Claus parecía más vulnerable, más dependiente, a menudo pegado como chicle nuevo en zapato viejo.Estrella quería hacer sus tareas, pero Claus siempre insistía en que estuvieran en la misma habitación. Aunque Estrella no le desagradaba la compañía de Claus, a veces también deseaba su propio espacio, esto la asfixiaba.Claus, mientras revisaba documentos, a menudo levantaba la mirada hacia Estrella. Estrella notó estas pequeñas acciones y, en varias ocasiones, lo vio mirándola furtivamente.Ella le regañó, diciendo: —¿Ya terminaste de revisar esos documentos? ¿Por qué sigues mirándome?Claus respondió de manera muy franca: —Porque eres hermosa.Esta respuesta directa, aceleró el latido del corazón de Estrella. Ella intentó parecer enojada para ocultar su rubor, pero las palabras de Claus la hicieron sentir que sus mejillas ardían.Con enojo, le dij
Los dos se separaron rápidamente, Estrella apartó a Claus y él soltó su mano. Cuando Javier entró, sintió que algo estaba fuera de lugar en la habitación, pero antes de que pudiera pensar demasiado, Claus preguntó: —¿Hay alguna novedad en el frente?Javier ya no ocultaba la verdad ante Estrella y dijo directamente: —Es posible que el guardia de seguridad haya sido drogado, lo que le ha causado un estado de confusión. Para obtener pruebas concluyentes, necesitamos de esperar un poco.Al principio, cuando Javier y Claus discutían asuntos, lo hacían en el estudio, ya que Estrella era una desconocida. Sin embargo, luego Claus dio la orden de que no se ocultara nada ante de Estrella, por lo que Javier ya no se guardaba nada.A pesar de que Estrella acababa de bromear con Claus, en este momento también estaba considerando seriamente la situación. Se preguntaba si la sustancia que Andrés y Andrían habían dado al guardia de seguridad era similar a la que le habían dado inicialmente a Rosalía.
Al día siguiente, Claus tomó un tiempo para sí mismo y evitó las miradas curiosas mientras se dirigía específicamente al instituto de investigación donde trabajaba la doctora Galve. Recordó la ruta que había tomado cuando ella lo llevo all por última vez.Sin embargo, esta vez, cuando llegó al instituto, no se encontró con la doctora Galve, sino con el responsable del lugar.—Hablas de la señorita Galve, ¿verdad? Es una pena, suele venir ocasionalmente, —le dijo el responsable a Claus.Claus mantuvo su actitud sincera y le dijo al responsable: —Por favor, asegúrese de transmitir mi solicitud a la señorita Galve, necesito hablar con ella sobre un asunto realmente importante.El responsable del instituto conocía la reputación de Estrella en el campo médico. Si bien Estrella recibía numerosas solicitudes de ayuda, siempre evaluaba a las personas por su necesidad, en lugar de por su estatus.Sin embargo, el responsable recordaba que Claus era un invitado especial traído personalmente por E
Esa noche, después de clases, Estrella se dirigió al apartamento de Héctor. Se colocó un conjunto de ropa haciéndola ver de más edad y se puso unas gafas de sol que cubrían su rostro.Una vez que estuvo lista, llamó a Claus para coordinar la reunión. Claus fue directo y organizó una cita detallada para hablar con la señorita Galve. Sabía que no podían discutir detalles importantes por teléfono, y Estrella también conocía la naturaleza cautelosa de Claus. Por lo tanto, se disfrazó antes de la reunión para garantizar su seguridad.Estrella salió justo a tiempo para encontrarse con Claus. Él había elegido un café muy privado y elegante como el lugar de su encuentro. Estrella lo apreció en silencio, pensando que Claus tenía buen gusto y que la reunión sería más agradable en un lugar como ese.Siguiendo las indicaciones del mesero, Estrella se dirigió a la mesa reservada por Claus. Cuando llegó, Claus ya estaba esperándola. Con gentileza, le sostuvo la silla para que se sentara y dijo: —Señ