Ya era altas horas de la noche y Caín salió del club tambaleándose y completamente borracho. Todos sus amigos también estaban pasados de copas y no podían cuidarse a sí mismos. Caín todavía era capaz de caminar por su cuenta, mientras que ellos estaban casi inconscientes.

Salió del club con la intención de encontrar un conductor que lo llevara a casa. Había causado un gran problema en el trabajo y había estado en el club por mucho tiempo. Si Andrían se enteraba de esto, seguramente lo reprimiría por ello.

Mientras caminaba por un callejón, de repente todo se volvió oscuro ante sus ojos. Alguien lo metió en una bolsa y comenzó a golpearlo.

Caín sentía un intenso dolor en todo su cuerpo y apenas podía moverse. ¡Él era el nieto de la familia Burgos! ¿Quién se atrevía a golpearlo?

Comenzó a amenazar al atacante con su identidad:

—¿Quién diablo es usted? ¿Por qué me golpea? ¿No sabes quién soy? ¡Soy de la familia Burgos! Si descubro quién eres, ¡definitivamente lo haré pagar por esto!

El