Con el regreso de Claus, retiró dos dependencias alegando que Andrés Burgos las había gestionado mal, y ambas eran dependencias muy rentables. Perder esas dos empresas era como amputar ambas manos del Abuelo Andrés, reduciendo la mayor parte de sus recursos financieros.

El abuelo Andrés estaba muy enfadado y su expresión empeoró aún más, pero no tenía opciones. Esta vez fueron al extranjero para hacer negocios, pero en lugar de eso, sufrieron grandes pérdidas. Al principio pensaron que Claus estaba herido, pero resultó que seguía vivito y coleando al día de hoy ¿cómo no darse cuenta que habían sido engañados?

Andrés estaba sentado en el sofá, tenía el rostro pálido, dijo con voz fría:

—Parece que no podemos subestimar a Claus. ¿Y qué si tiene mala salud? Después de todo, lleva la sangre de los Burgos en las venas, tiene los recursos para hacerlo y no puede ser peor que cualquiera de los que llevan el timón.

Antes habían subestimado a Claus. Sin embargo, con las cosas llegando a est