A la mañana siguiente, Estrella se dirigió a la escuela. Había tomado casi medio mes de vacaciones, pensando que no sería tanto tiempo, pero debido a la lesión de Claus, tuvo que extender sus vacaciones. Aunque Estrella no lo sabía, Claus ya había hecho los arreglos para ella, así que solo tuvo que venir directamente.

Una vez en la escuela, Estrella dejó su mochila en su escritorio. Su compañera de pupitre se llamaba Clara Bravo, una chica con gafas redondas. Clara saludó a Estrella cuando la vio y dijo: —Por fin has vuelto.

Luego, Clara miró alrededor para asegurarse de que nadie los estuviera observando y le susurró a Estrella: —Mientras no estabas, Claudia aprovechó la oportunidad para esparcir muchos chismes y disparates en tu contra.

Estrella respondió: —Que diga lo que se le dé la gana, gracias de todos modos por la atención.

Sabía que Clara no tenía malas intenciones y le sonrió para expresar su gratitud.

Estrella estaba acostumbrada a las provocaciones de Claudia. Las disputas