—¿Quién era el encargado de este envío? —dijo Claus con voz grave, levantando la mirada.—El encargado es Burgos Walter—respondió el responsable inmediatamente.Después de escuchar sus palabras, Claus entrecerró los ojos. Walter era de la rama de la familia Burgos. Tenían el mismo apellido, pero no tenía nada que ver con la familia principal; como mucho, estaban emparentados. Antes de llegar, Claus había investigado el perfil del personal de la sucursal. Tenía buena memoria y lo que había leído una vez estaba firmemente grabado en su mente. Burgos Walter, de hecho, trabajaba para la segunda casa y fue enviado ahí por ellos para hacer pequeños movimientos entre bastidores. Claus dedujo que esta era su intención cuando dispusieron por primera vez que esa persona trabajara en esta sucursal.La cara de Claus se ensombreció.—¡Tráeme a Walter inmediatamente! —Claus estaba evidentemente furioso. El responsable retiró el té frío y luego le sirvió a Claus una taza nueva.—Señor Burgos, prim
Rápidamente, la secretaria trajo a Walter. Walter entró en el despacho y miró a Claus. En su actitud no se apreciaba el más mínimo respeto. Era como si la persona que tenía delante no fuera más que un insignificante ser humano. Como si hubiera entrado en su propia casa, se sentó en el sofá sin preocuparse por lo demás.—Vaya, vaya, que inusual ver al señor Burgos venir a esta pequeña sucursal. ¿Que lo trae por aquí? —Tenía una actitud completamente perezosa, en su comportamiento y en su tono. También había cierto desprecio mientras miraba a Claus. Estaba asociado con el segundo tío abuelo, así que naturalmente pensaba que tarde o temprano la totalidad del Grupo Burgos estaría en manos del segundo tío abuelo. Claus no era más que un discapacitado, así que ¿cómo iba a competir con alguien como el segundo tío abuelo, quien tenía una agenda bien planificada y de largo alcance?Además, se había enterado que Claus acababa de caer gravemente enfermo. De verdad se había atrevido a venir en
Claus miraba a Walter desde arriba:—Las mercancías de calidad inferior que retuvo la aduana eran obviamente muy baratas. ¿Dónde están los bienes malversados? Además, ¿quién demonios te ordenó hacer esto?Walter no era más que un subordinado. Aunque tuviera el valor de cien hombres, no podría hacer algo como esto. El que estaba detrás de él era el segundo o el tercer tío abuelo. Pero ellos decidieron hacer los arreglos para que un pequeño don nadie hiciera el trabajo. Realmente era una buena idea. Era mejor que Walter les explicara personalmente lo que había hecho que tratar de indagar sobre esto. Después de todo, quienes velaban por sus intereses eran en todo momento los accionistas de la empresa y si llegaran a descubrir que sus tíos abuelos estaban conspirando en su contra, nadie estaría de su parte.—¿Qué bienes? Señor Burgos, ¿de qué está hablando? ¿Cómo es que no entiendo lo que dice? —Walter fingió inocencia. Por supuesto, este asunto había sido organizado por Jonathan de la s
—Presidente Burgos, por mucho que hable, no podrá usarme como chivo expiatorio —continuó Walter haciéndose el tonto.Claus se rio, pero sus ojos estaban llenos de frialdad. —En este proyecto veo muchas irregularidades en los fondos. Los asuntos relacionados con la corrupción de la empresa no son cosa menor. Si quieres ir a la cárcel, te ayudaré a conseguirlo. ¿Qué te parece?Al escuchar la palabra ‘cárcel’ Walter no pudo seguir manteniendo la compostura. Aún era joven y tenía una vida por delante para disfrutar. Si terminaba en prisión, ¿no sería su vida un desastre?Solo él sabía que la cantidad de dinero que había desviado de la empresa era enorme. Si lo descubrían, probablemente terminaría en prisión de por vida.Hizo algunos cálculos en su mente y, al final, eligió rendirse. Walter se sintió impotente y solo pudo confesar, aunque en su tono de voz todavía se percibía cierta resistencia. —Presidente Burgos, fue un momento de confusión, robé algo de dinero. Estoy dispuesto a devol
Walter escuchó estas palabras, y su insatisfacción inmediatamente se manifestó. —Estoy bajo la jurisdicción del segundo tío abuelo, ¡no puedes decidir si me quedo o me voy!A ojos de Walter, aunque Claus se hubiera convertido en la persona al mando de la empresa, todavía no podía compararse con el segundo tío abuelo y el tercer tío abuelo.Claus habló con frialdad. —¿Crees que puedes hacer lo que quieras siguiéndolos? Todavía tengo la autoridad para controlarte, y, además, ellos tampoco me pedirán que te perdone. Si no me crees, inténtalo.Walter no dijo nada.Él era consciente del peso que tenía en los ojos del segundo tío abuelo y el tercer tío abuelo. Aunque Claus no fuera tan insignificante, seguía siendo el nieto mayor de la familia Burgos. Era obvio que el segundo tío abuelo y el tercer tío abuelo no se enfrentarían públicamente con Claus por causa de Walter. Eso no sería beneficioso para nadie.Walter también lo entendió. Ya lo había comprendido.Claus continuó fríamente. —No
En ese momento, solo estaban Javier y Claus en la oficina.Después de que Walter se marchara, Claus le ordenó a Javier: —Mantén vigilado a Walter. Asegúrate de que no haga ningún otro movimiento.Para Claus, Walter aún tenía cierta utilidad; de lo contrario, no lo habría dejado marchar tan fácilmente. Después de ser despedido, Walter seguramente estaría insatisfecho. Pero Claus no sabía si Walter tenía algún contacto secreto con el segundo tío abuelo y el tercer tío abuelo. Si Walter no era útil para ellos, lo abandonarían sin dudarlo. Sin embargo, antes de eso, seguramente tendrían una reunión.Javier asintió levemente.A continuación, Claus le dijo: —Ve a buscar al gerente de la sucursal y tráelo aquí.—Sí —Javier salió.Pronto, el gerente de la sucursal entró. Temblaba mientras estaba de pie frente a Claus. —Presidente Burgos, ¿me llamó?—¿Crees que, después de lidiar con Walter, no me iba a ocupar de ti? —dijo Claus con calma, sentándose en su silla.—Presidente Burgos, realment
—Señor, ¿volvemos ahora? —preguntó Javier en voz baja a Claus. Todas las personas en la oficina ya se habían marchado. Claus se frotó las sienes y miró afuera para ver la hora. —¿Qué hora es? —preguntó.—Son las ocho de la mañana, señor —respondió Javier.—¿Ya es un nuevo día? —murmuró Claus. Estaba preocupado por Estrella, quien estaba sola en el hotel.No sabía si se estaba adaptando a este ambiente desconocido. Miró su teléfono. No había ninguna llamada o mensaje suyo.—Vamos a volver —dijo Claus. Apenas se estaba recuperando y había pasado toda la noche despierto, por lo que ya se sentía agotado.Cuando se puso de pie, su cuerpo se tambaleó un poco. Al ver esto, Javier se acercó rápidamente y agarró el brazo de Claus. Preocupado, preguntó: —Señor, ¿está bien?Claus se apoyó en el brazo de Javier para ponerse de pie y luego asintió con la cabeza.—Estoy bien.—Deberíamos volver y descansar de inmediato —sugirió Javier, protegiendo a Claus detrás.—De acuerdo —dijo Claus y comenzó
Al ver a Estrella tan ocupada, Claus quiso acercarse para echar un vistazo. Pero antes de que pudiera asomarse, Estrella lo empujó y le dijo: —¿Qué haces aquí? Siéntate en la cama y descansa.Estrella no quería que Claus la viera en la cocina, pues sentía una extraña sensación de vergüenza. Claus, al ver la reacción de Estrella, se dio cuenta de eso.Así que Claus dejó de molestarla y se sentó en el sofá para revisar algunos documentos. Aunque estaba en un viaje de negocios, tenía mucho trabajo que hacer. Recibía todos los documentos que no se podían resolver en el país.Aún no sabía si la dirección del almacén que mencionó Walter era verídica, por lo que necesitaba encontrar una oportunidad para investigar. La carga era importante y no descartaba la posibilidad de que otros también la estuvieran vigilando. Después de la noche tan larga que había tenido, tenía que actuar rápidamente.Cuando Estrella salió, vio a Claus ocupado y pensó que él tampoco tenía una vida fácil. Yune y Rosalí