Katherine se había dejado caer sobre su silla; ver a Henry enfrentándola después de tanto tiempo, había sido mucho más difícil de lo que había supuesto, era casi como ver a su hijo siendo un hombre adulto y eso le había dolido. Además, que Henry se hiciera el desentendido después de todo el daño que les había causado, la había hecho enfurecer.¿Cómo era posible tal cinismo?John miraba como Katherine parecía estar al borde de las lágrimas. Disgustado, miró como Henry y su tío ya se habían marchado tan tranquilamente después de soltar injurias sobre Katherine y el. Entendía que la mujer estaba sufriendo, después de todo, ella realmente había estado muy enamorada de su hermano, y que este hiciera como si no hubiera hecho nada malo, la había lastimado peor que si lo hubiera admitido. El mismo se hallaba realmente sorprendido de aquel grado de cinismo mostrado por Henry; toda su vida lo había tomado como el mejor de los hermanos, y había sido realmente devastador enterarse de todo lo que
Entre las sábanas, Katherine se recordó entre los brazos de John, sabiendo que encontraba consuelo para todo el dolor que Henry le había hecho atravesar, sin embargo, el ver a su exesposo, y saber que sus hijos eran idénticos a él, nuevamente había hecho que aquel amor que aun sentía hacia su exesposo, aflorará dentro de ella, y por esa razón, le había dolido tanto que se viera tan sorprendido después de decirle lo que le había dicho. Ella cumpliría con su venganza contra su exesposo dejándolo en la ruina que merecía, pues él le había hecho demasiado daño, y John, juraba también su propia venganza contra su hermano mayor, pues él los había herido a ambos.En su departamento, Henry lidiaba su propia noche, en medio de pesadillas y tribulaciones que el ver a su exesposa con su hermano, le habían traído junto a mil sufrimientos e inquietudes.—Siempre he amado a John, ¿Quién eres tú comparado con él? ¿Quién eres tú comparado con el hombre que tu hermano ha demostrado ser? — le decía aque
—Siempre me has gustado, desde el primer momento en que te vi, supe que tú eres para mí, pero me eres prohibida porque eres la esposa de mi hermano… ——¿Lo que dices es verdad? Siempre te vi como algo más que solo mi cuñado, realmente cuando te conocí, sentí esa conexión especial como si te conociera de toda la vida, pero desvié mi mirada porque soy la esposa de tu hermano, esto no puede ser, aunque sintamos lo que sintamos, sabemos que nuestro amor está prohibido… ——Huye conmigo, vámonos lejos de toda esta gente que jamás podría comprender lo nuestro, si tu sientes lo mismo que yo, bésame ahora y seré solo tuyo, bésame ahora y me tendrás para siempre… —Katherine miraba como aquella pareja se besaba apasionadamente. El bote de helado estaba casi vacío, y ella, se sentía tan sensible que aquella cursi escena la había dejado con mil pensamientos y sentimientos que parecían debatirse con fiereza entre ellos. John Russel no solo era el hermano de su exesposo, también, era varios años me
En la lujosa tienda Divane, Katherine repasaba los informes de sus ventas, sin notar que John entraba sigilosamente a su oficina con una rosa en sus manos.—Buenos días a la mejor señora Holmes del mundo. —Katherine se había sorprendido ante la repentina llegada del hombre que no le había dejado pegar pestaña en toda la noche.—Que susto que me has dado, ¿Qué ocurre? —John, dejó aquella rosa que llevaba sobre el escritorio de Katherine.—Nada realmente, solo vengo a invitarte a almorzar, conozco una buena cafetería que no queda muy lejos, y sé que no estas ocupada en este momento, así que, ¿Qué dices? También sé que no has desayunado nada, le pregunte a tu secretaria, vamos, sé que te gustaría tanto como a mí un buen café americano muy cargado con una dona de chocolate o un pastelillo de crema. —Katherine quiso disgustarse, pero los gestos que John hacia para persuadirla la habían hecho reír.—Bien, bien, tú ganas, pero solo porque si tengo hambre, pero antes, acompáñame con el ger
En su departamento, John buscaba las redes sociales de Katherine, aunque curiosamente no había dado con ninguna de ellas, era como si la mujer no tuviera presencia en ellas. Había algo que aún no lo dejaba tranquilo, y eso eran aquellos dos niños con quien casualmente la había visto. Katherine no le había comentado absolutamente nada sobre ellos ni nadie más en el lugar parecía saber nada.Estaba determinado a saber si ese par de infantes, en realidad eran hijos de su hermano, aunque, por supuesto, sabía que aquello era casi seguro, pues Katherine parecía empeñarse en mantener un perfil muy bajo con respecto a ellos…y eso solo le decía, que la rubia no quería que Henry se enterara de la existencia de los niños, o, mejor dicho, que descubriera que él es su padre, concluyó.Quizás, estaba pisando un terreno que no debía de; pero su curiosidad y necesidad de saberlo eran demasiadas. Sin embargo, John no encontraba una sola respuesta y no podía preguntarle directamente a ella; resultaba o
Desde su auto, John no alcanzaba a ver o escuchar bien, pero no podía acercarse más que aquello o Katherine se daría cuenta de que la había seguido. Resignado, decidió esperar a verla salir del lugar y ver si lograba averiguar algo. Después de una media hora, finalmente miraba a Katherine saliendo, agudizando su mirada, se quedó congelado al mirar aquello.Tomados cada una de las manos de la hermosa Katherine Holmes, dos niños de cabellos negros y ojos azules platicaban muy animadamente con ella, los rasgos de aquellos niños, de quienes ya conocía su existencia pero que no había tenido oportunidad de observar con tanto detalle, eran, sin duda alguna, idénticos a los de Henry y el mismo; era como verlos a ambos siendo niños de nuevo.Una niña y un niño que se miraban de la misma estatura, edad y eran tremendamente idénticos entre ellos. Ambos, tenían un aspecto endemoniadamente parecido a su hermano Henry y a el mismo; como si estuviese viendo una vieja fotografía de infancia. John sen
En su departamento, Henry miraba hacia las oscurecidas calles de la ciudad, con todo lo que había pasado en la cena en casa de su madre en mente. Él no quería casarse con Emily Gibson; jamás podría ver a esa mujer como a una esposa, y su desprecio hacia ella, se había incrementado enormemente. En su mano, sostenía con firmeza aquel sobre que contenía los resultados de las pruebas de ADN de los gemelos de Katherine, y aun no se atrevía a abrirlos.¿Qué iba a hacer?Henry se cuestionó con angustia. La amenaza de su madre no era en balde, lo sabía demasiado bien, pues los socios e inversionistas, no estaban complacidos con sus recientes comportamientos y los fracasos, que, debido a sus problemas con el alcohol, habían traído consecuencias a sus finanzas. Se sentía atrapado entre la espada y la pared…y no quería tomar a Emily Gibson como su esposa.Eso jamás.Con la media luz de su habitación, Henry finalmente había abría aquel sobre de resultados, y dando una mirada rápida, sus lágrimas
Katherine había sido huérfana de madre desde muy joven; ninguno de sus parientes había querido cargar con ella para ayudar a su padre, y, por ende, tan solo en él había encontrado su primer apoyo en medio de la adversidad, y los sacrificios que él había hecho para ayudarla, se los había recompensado al triple. Ella no había deseado lo mismo para sus pequeños; que sufrieran las mismas carencias y batallas que ella, por ello era por lo que a pesar de no tener nada, jamás pensó en separarse de ellos, y había logrado a base de becas, ayudas del gobierno y demás, terminar la carrera que había deseado siempre para poder ayudar a su padre y darles una buena vida a sus hijos.Finalmente, y después de un largo rato, llegaba a la vieja mansión de los ingleses, que antes que nadie le había brindado la oportunidad de ejercer siendo todavía una novata. Estacionándose, bajó de su auto para ir a ver a aquella persona, quizás, la única en la que realmente confiaba.—¡Katherine! ¡Que gusto verte! —Ro