—¡Sin el joven Camell, quién eres! ¡Hoy te daré una lección, pequeña zorra!Dicho esto, levantó la mano y estaba a punto de golpear la cara de Dalila Weber.Dalila Weber se burló y se quedó allí sin esquivarla. Le agarró la mano y la empujó con fuerza. Mariana gritó consternada y cayó pesadamente al suelo.Con esa caída se golpeó la cabeza contra el hierro de la cama y se le formó una pequeña herida en la frente.—Mariana, te sangra la frente —exclamó otra compañera como si le hubieran pisado la cola.Había seis personas en el dormitorio, pero estaban divididos en tres pequeñas fracciones.Dalila Weber y Kamila eran de una fracción, Mariana y Susana de la otra, y los dos restantes estaban en posiciones neutrales.Al ver que Mariana estaba herida, Susana fulminó con la mirada a Dalila Weber. Levantó la mano y corrió hacia ella. —Puta, el joven Camell ya rompió contigo, pero sigues estando loca. ¿Cómo te atreves a lastimar a Mariana? Voy a luchar contigo—.Dalila Weber la miró fríamente
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