—¿Sin valor? Ja, claro, para ti, Lorenzo, nada tiene valor —Marisela lo miró fijamente, temblando y apretando los dientes para contenerse.Era Isabella quien había tirado su pertenencia, pero Lorenzo la acusaba a ella de ser mezquina.Al verla al borde del llanto, con los ojos enrojecidos, la expresión de Lorenzo se congeló.—Solo es un collar, te compraré uno para compensarte —dijo bajando el tono.—¿Quién quiere tu compensación? Para mí, ni todo el dinero del mundo podría reemplazar su valor —respondió Marisela mordiendo su labio antes de darse la vuelta furiosa.—No seas ingrata. Ya dije que te compensaría por Isa, ¿qué más quieres? —Lorenzo también se enfadó, alzando la voz.La respuesta fue el portazo. Lorenzo se enfureció aún más.Todavía no había tenido oportunidad de reprocharle a Marisela su actitud de estos días, y al llegar a casa, ella ya lo había atacado sin motivo.—Lorenzo, lo siento mucho, todo es mi culpa... —se disculpó Isabella.—Fui adoptada una vez, pero me maltrat
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