—¡Daniel, suéltame! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Con qué derecho me llevas?!María golpeaba el brazo de Daniel con su mano libre, esperando que la soltara, pero él la ignoraba. Finalmente, enfurecida, se agachó y le mordió la muñeca.Daniel se sobresaltó por el mordisco y la soltó bruscamente, mirándola incrédulo: —¡María, ¿te has vuelto loca?!María retrocedió un paso, mirándolo con cautela: —Daniel, ya hemos terminado. Si no quieres que mi hermano te deje inválido, te sugiero que te largues.Daniel se acercó con una risa fría: —¿Crees que le tengo miedo? María, esto es entre nosotros, ¿qué derecho tienen ellos a interferir? Mi madre tenía razón, eres una inútil malcriada por tu familia. ¡No sabes hacer nada más que llorar y hacer berrinches!María lo miró atónita. Nunca imaginó que Elena, a quien siempre había respetado, hablara así de ella a sus espaldas. Con razón Daniel era tan hipócrita, lo había heredado.—Si tu madre me desprecia tanto, ¿por qué sigues acosándome? Daniel, ahora me
Leer más