—Por lo que me cuentas, Andrés parece un buen chico —dijo Laura, asintiendo con la cabeza en aprobación. —¡Sí! ¡Mamá, hasta cocina, y le queda deliciosa! Dice que en casa él cocinará, y que si quiero lavar los platos puedo hacerlo, y si no quiero, no tengo que hacerlo —dijo María con voz melosa, recostada en el hombro de su madre.Laura frunció el ceño.—María, el matrimonio no es como el noviazgo. Tendrás que lavar los platos cuando te toque, no puedes dejar que Andrés haga todo. Por más que alguien te ame, si solo da y da, terminará agotándose, ¿entiendes? Especialmente en una relación como la suya que apenas comienza, no puedes ser caprichosa.—Está bien, mamá, entiendo —respondió María sacando la lengua.—Por cierto, ¿Carlos sabe que Daniel me maltrató? ¿Y Patricia?La cancelación de la boda era el chisme del momento entre las familias adineradas. Sus amigos ya le estaban preguntando, así que era imposible que sus hermanos, siendo su propia familia, no se hubieran enterado. —Por
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