Después de varios meses desde aquel tenso encuentro, Roberto y Marta se sentaron en su sala, con el silencio envolviendo el ambiente. Los ecos de las palabras hirientes que habían pronunciado en el pasado resonaban en sus mentes, y el peso de su rechazo hacia su hija, Elena, y su pareja, Lucía, les llenaba de remordimientos."Marta," comenzó Roberto, su voz temblando ligeramente, "he estado pensando mucho en lo que hicimos. No podemos seguir así. Elena merece que la aceptemos tal como es.""Lo sé, Roberto. Lo sé," respondió Marta, con la mirada perdida en un álbum de fotos familiar. "La última vez que estuvo aquí, el dolor en su rostro era evidente. Nunca quise que llegáramos a este punto."Ambos habían tenido tiempo para reflexionar sobre sus prejuicios y sus miedos. El amor que sentían por su hija había comenzado a prevalecer sobre la confusión y el miedo que inicialmente les hacían rechazar su relación con Lucía. Ahora, comprendían que no podían permitir que su interpretación del a
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