Mary. 4
Me despierto y ya no está en la cama, eso me produce alegría, no tengo ganas de tener que lidiar con sus celos infundados. Y sólo los llamo celos porque así es como me lo ha explicado Lucía.Pero no pueden ser celos ya que él no me ama, tiene que ser otra cosa, pero aún no se ponerle nombre. Hoy me pongo un vestido verde igual que el de ayer, voy a ir al pueblo y voy a encargar un par más, me gusta mucho más la moda francesa que la inglesa, el único problema es que deja a la vista un poco más de piel.— Y el señor?—— En su despacho—Asiento con la cabeza y me dirijo hasta la puerta, una vez allí parada toco tres veces.— Adelante—— Buenos días vengo a informarle de mi salida al pueblo—Voy a salir por la puerta, cuando él me detiene con su voz.— Espera te acompaño —De todas las respuestas posibles esta nunca la hubiese imaginado, le pide a Lucía que se quede en la casa y yo simplemente soy incapaz de hablar.Mientras viajamos en el carruaje me fijo en su rostro, en su cabello, en
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