El mayordomo de la mansión de la familia Guzmán había planeado hacerle daño, pero se topó con Leandro, así que solo pudo robarle el collar y huir rápidamente, sin lograr su objetivo.Victoria, por su parte, obtuvo el collar y esa misma noche siguió a Diego a Valerica; no es de extrañar que, desde entonces, no supiera nada de él. Nunca pudo volver a encontrar a Diego.Esa noche, perdió su virginidad y quedó embarazada, lo que la llevó a casarse. Más tarde, se divorció. Todo esto, un cúmulo de malentendidos, fue resultado de la codicia de Victoria.Luna respiró hondo; tras el shock inicial, comenzó a recuperar la calma. Habían pasado tres años, y todo ya era irreversible.—Victoria, desde hace tiempo sabías que él no se apellida Guzmán, sino Fernández. Sabías que era el hijo de la familia Fernández, y por eso te nacieron ideas retorcidas, ¿verdad? —preguntó Luna.—Sí. Te has confundido, Guzmán es el apellido de su madre —admitió Victoria.En efecto, había investigado desde el principio.
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