Justo cuando terminaba de hablar, la puerta de la habitación se abrió de repente. Marta irrumpió, en ese instante visiblemente alterada.—¿Divorcio? ¿Cómo que divorcio? —exclamó, golpeando la mesa con indignación.Marta continuó, con voz exasperada:—¡Esto es una completa locura! El adivino nos aseguró que tú y Silvia son compatibles astrológicamente. Su presencia equilibra tu energía vital. Apenas has despertado, ¿y si el divorcio te afecta tanto que vuelves a caer de nuevo en coma? ¡Podrías terminar como un vegetal otra vez!Silvia, con su aire tranquilo y sumiso, se había casado con Óscar en un momento crítico. Desde entonces, se había dedicado por completo a cuidarlo personalmente, incluso ocupándose de tareas como asearlo y cambiarle de posición en la cama.En varias ocasiones, Marta, conmovida por la dedicación de Silvia, le había sugerido que dejara esas tareas a los sirvientes. Sin embargo, Silvia siempre respondía con una sonrisa amable:—No se preocupe, abuela. Me casé con Ósc
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