—¿Y cómo es que estás aquí? —Rafael me llevó a un restaurante vegetariano, y lo miré con sorpresa.—Parece que no tienes mucho apetito, así que no podías comer algo grasoso —Me ayudó a sacar la silla y sirvió una taza de té.Después de beber un sorbo de té caliente, me sentí un poco mejor, aunque seguía sin tener hambre. Al final, solo pedí un poco de sopa y la fui bebiendo a pequeños sorbos.Rafael parecía no estar preocupado en absoluto, simplemente sonreía mientras me observaba. De repente, sacó un pañuelo de papel y me limpió la boca. Instintivamente me aparté, y él rápidamente retiró la mano.—Tienes la boca llena, parece que sí tienes hambre.Tomé el pañuelo con vergüenza, sintiendo de pronto un escalofrío en la espalda.—Ay, Camila, resulta que no fuiste a la oficina porque estabas en una cita con Rafael, ¿verdad? —La voz repugnante de Sofía resonó, y yo puse los ojos en blanco, mientras Rafael se reía abiertamente.Sofía, claramente insatisfecha con mi reacción, se acercó a nos
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