"¿Qué se supone que debo hacer?". Burton casi gritó, ahogado en la más absoluta impotencia. "¡El Príncipe Xaden no me dejará acercarme a menos de cien millas de mi propia hija y si tan siquiera la miro mal, lo perderé todo!".Kenneth, sin embargo, no se inmutó ante su difícil situación. "Sí, y de un modo u otro, ya sea por mi mano o por intervención real, tendrás tu merecido por fallarme".Burton apretó la mandíbula, endureciéndose lo mejor que pudo. "De todos modos, no importa. La línea de sangre es inútil", escupió su confesión, observando cómo el rostro de Kenneth se ensombrecía. "Durante años, he hecho todas las pruebas posibles y no he conseguido nada. Invertir en ella fue una completa pérdida de tiempo. Que se la quede la corona"."Bueno, hazle otra prueba", ordenó Kenneth. "Si hay algún momento para probarla, es ahora, mientras está-"."No está en mis manos", le cortó Burton rápidamente. "No puedo desafiar los deseos de la corona. Si tanto la quieres, tómala".La mirada de
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