Me vi obligada a permanecer acostada, completamente desnuda mientras él se sentaba sobre mí, mis brazos eran incapaces de moverse, mis piernas pataleaban pero no tenían ningún efecto sobre sus avances, mis ojos ardían mientras intentaba evitar que mis lágrimas cayeran y mi espalda arañada y mi costado perforado irradiaban dolor. Estaba completamente vulnerable y débil. "¡Argh!", grité cuando un dedo se introdujo bruscamente en mi sexo, sin que pudiera hacer absolutamente nada para evitarlo. Me asusté mucho, pero la realidad cayó sobre mí como una tonelada de ladrillos. Él tenía razón, yo era suya para hacer con ella lo que quisiera. "No...", mi voz salió como un susurro, cuando su dedo abandonó mi interior. "Shhh, te prometo mi reina, que disfrutarás de esto tanto como yo". Estaba luciendo una erección descomunal que hizo que más terror se disparara a través de mí. Era jodidamente grande, y sé a ciencia cierta que esa mierda va a doler como el infierno si no me alejo. Acarició su
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