Aún tenía más preguntas, pero parecía que él estaba dando a entender que la conversación había terminado. Casi esperaba que me leyera la mente para entender lo frustrada que me sentía.Sus ojos parpadean hacia mí, pero no dice nada mientras vamos por la casa y salimos por la puerta trasera. Me guía por el terreno, saludando con la cabeza a varias personas, pero sigue sin dirigirme la palabra.Cuando nos detenemos frente a una casa, no puedo evitar notar lo deteriorada que está en comparación con las demás. ‘Deteriorada’ no es la palabra precisa; simplemente no es tan perfecta como las otras casas.Enredaderas gigantes trepaban por todo el edificio, serpenteando alrededor de las ventanas. La maleza crecía delante de la casa y el camino hacia la puerta estaba lleno de grietas.El Alfa Dane golpea la puerta y la abre de un empujón antes incluso de que alguien responda. Me empuja hacia el interior de la casa poco iluminada y me da un pequeño apretón tranquilizador en la mano.“Ah, Dan

Dane“No era una prueba”, murmuré.“¿Qué... qué era?” Neah sigue mirándome con el ceño fruncido.“Es el mejor tutor que pude encontrar para ti. Y el único en quien confío para que no te cause daño. Necesito saber que podrás tener sesiones con él sin mi presencia. Por mucho que me guste verte aprender, tengo una manada que liderar. Además, aún tengo que averiguar dónde han desaparecido Trey y Cassandra".Su ceño se frunce.“No todo el mundo quiere hacerte daño, Neah".“Me preguntó por qué estaba sellada".“Lo sé. Me enteré".“¿Está bien... quiero decir, lo que le dije? ¿Debería... haberle contado más?”.“No mentiste". Le sonrío. “Pero creo que ha llegado el momento de hacer una reunión de manada y contárselo a todos. Si cambias, Neah, y yo no estoy cerca...". Me detengo mientras miro sus ojos azules. Temía que la gente supiera lo que es. Temía su reacción.“No me cambiaré".“Desafortunadamente, no puedes garantizarlo. Devon dijo que hay muchas similitudes. Lo más probable es

DaneCuatro días. Cuatro extensos días repletos de sexo antes de que todo comenzara a tranquilizarse. Tuve que poner a Eric al mando de la manada, tuve que informarle a Klaus que la tutoría de Neah tendría que posponerse. Cuatro días en los que no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo en mi manada porque solo podía pensar en satisfacer las necesidades de Neah.Recostada boca abajo, está profundamente dormida en la cama. Era la primera mañana desde que comenzó su celo en la que sus niveles de excitación habían disminuido y su habitual fragancia a lavanda impregnaba la habitación. Presionando mi mano sobre su espalda desnuda, pude notar que su temperatura también había bajado. Otra señal de que el celo había concluido. Por fin podría dormir decentemente.Por fin. Aero murmuraTú eras el que lo deseaba. Yo murmuroNo todas las lágrimas.Estaba abrumada. murmuro molesto. Está adolorida, le duele el cuerpo. Intenta estar en celo cuatro días consecutivos después de haber tenido sex

NeahCuando me despierto, estoy sola. Me dolía el cuerpo. Mi vagina palpitaba. El sexo había sido increíble. Y ahora, agradecía que mis intensos impulsos y deseos se hubieran calmado. Por fin podía pensar con claridad. Pero ahora estaba pagando el precio.De puntillas por la habitación, hago una mueca de dolor entre los muslos. Abro la llave del agua de la bañera y ni siquiera espero a que esté llena para meterme. Introduzco mi cuerpo dolorido en el agua caliente.La puerta se abre y percibo el aroma amaderado de Alfa Dane antes de que entre en la habitación. Sus ojos carmesí se dirigen a la cama antes de buscarme."¿Te duele?", sonríe y se acerca a mí.Asiento con la cabeza y me hundo aún más en el agua, hasta que me roza la barbilla."No siempre será así". Me sonríe, se inclina sobre la bañera y me besa en la frente.Se aparta y se sienta en la gran silla junto a la ventana. "No recuerdas mucho de tu infancia, ¿verdad?".Niego con la cabeza, sabiendo que había dado la vuelta

DaneEra extraño, pero de vez en cuando surgían comentarios inesperados que nos sorprendían a ambos.“No estoy raro. Es que están pasando muchas cosas en este momento”.“¡Estás actuando como un idiota otra vez!”, murmura Aero.“¿Qué se supone que tengo que decir? ‘Oye, por cierto, en realidad te sellaron más de dos veces porque te tenían miedo’. O tal vez: ‘No tienes que preocuparte por el cambio, ya lo has hecho’. ¿Crees que eso le gustaría escuchar a Neah? Está aterrorizada con los cambios”.“Bien”, se enfurruña, “Hazlo a tu manera”.“Tú... aún no has dicho nada”, murmura Neah. “¿Aero te está diciendo algo? ¿Está hablando de mí?”“Aero se preocupa por ti tanto como yo, solo que tenemos opiniones diferentes cuando se trata de ciertas situaciones”.Su ceño se frunce un poco. “¿Quiere que le digas algo?”. Su ceño se frunce aún más.“¡Aquí no!”, murmuro, mirando a la gente que se mueve. La tomo de la mano y la conduzco hacia la casa, encerrándonos en mi despacho.Se sienta en u