Parte 7Isabela— Y ¿por qué no la invitaste a quedarse aquí? — Enzo jugueteaba con mi cabello.— Pero sí la invité — respondí jugueteando con su pie.— No, amor... — me dio un beso en la frente — Le dijiste que podía venir a visitarnos cuando quisiera, no fue una invitación en serio.Suspiré. Realmente, no había tenido ganas de animarla a venir hasta aquí.— Ah, no tengo ganas de involucrarme en el problema que tiene con mi padre — moví el hombro, con la cabeza apoyada en su pecho — Y nadie puede culparme por eso. Ellos nunca han sido realmente una figura de padres para mí... No voy a fingir ahora, no tengo obligación de prestar atención a quienes me abandonaron, como ellos hicieron.Él se rascó la cabeza y frunció el ceño.— Sé a lo que te refieres, pero sabes que hubo una razón para eso.— Sí, lo sé... Pero no sirve de nada, Enzo. Yo no los buscaré. De vez en cuando tal vez llame a mi mamá, pero que ellos se arreglen.— Está bien, no insistiré. Si no quieres, entonces no lo hagas..
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