“¿Qué coño está haciendo aquí?”, bramó Rowan, con sus fríos ojos grises lanzando dagas a Ethan. No estaba de humor para aguantar sus rabietas. Sí, ayer me ayudó, pero eso no significaba que podía decidir quién estaba en mi casa. Theo, o debería decir mi padre, se aclaró la garganta. Me iba a llevar algún tiempo acostumbrarme a la idea de llamarlo papá. El sonido de su voz atrayó los ojos de todos hacia él. “¿Theo Howell?”, dijo Rowan con sorpresa, pero lo disimuló rápidamente. “¿Qué estás haciendo aquí?”. Rowan miró entre todos nosotros. Sus ojos se movieron entre Theo y Nora y luego volvieron a mí. Lentamente atando cabos. “Ha pasado un tiempo Rowan, aunque no puedo decir que esté contento con cómo has tratado a mi hija”, dijo Theo con una sonrisa peligrosa en los labios. “Lo que quiere decir es que estamos totalmente molestos con la forma en que tú y tu familia han tratado a nuestra hija y no nos vemos teniendo semejantes socios”, añadió Nora. No sonrió y, por primera v
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