73. Formación
CelineLa noche me pareció eterna mientras esperaba el regreso de Jordan. Estaba sentada en la cama, sumida en mis pensamientos, con la luna proyectando su luz plateada a través de las cortinas. Mis sentidos se agudizaban, captando cada sonido, cada olor que ofrecía el bosque nocturno.A cada paso que daba fuera, mi expectación aumentaba, pero el tiempo se alargaba, prolongando la ansiedad que me consumía. El silencio de la madrugada solo se veía interrumpido por los ruidos de la naturaleza circundante, como si el propio entorno compartiera mi inquietud.A medida que pasaban las horas, mi impaciencia se convertía en preocupación. Su voz, sus palabras, resonaban en mi mente, creando un torbellino de pensamientos contradictorios. ¿Dónde estaría?Cuando la luz de la mañana empezó a colorear el cielo, una mezcla de rabia y frustración se apoderó de mí. El sol estaba saliendo, pero él no estaba allí. ¿Dónde había estado toda la noche?Me acerqué a la puerta, contemplando el claro iluminado
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