—Orya era mi juguete antes de suicidarse — confesó. —Verás... Mi tío, Silas Hunter, comparte mis excéntricas aficiones... Me enseñó todo lo que sé ahora — dijo con una sonrisa en su rostro. —Por supuesto que llegó a Orya antes que yo, pero me mostró el recuerdo de él follándola como la puta que era... y me enamoré de la idea de que ella fuera mi primer juguete, por supuesto, pero mi tío dijo que primero tenía que practicar, así que me consiguió una puta para mí... Entonces empecé a cazar a las chicas que entraban en Stouvania, por supuesto ninguna de ellas dijo nada al respecto, estaban demasiado asustadas — dijo entre risas. —Mi tío dijo que yo era demasiado joven para casarme, pero que, si tanto quería que Orya fuera mía, él se casaría con ella y podríamos compartirla como un juguete, me lancé a la idea, por supuesto.—Fue bastante fácil, su padre parecía desesperado por sacarla del ejército y parecía la única solución — volvió a sonreír. —Al principio usábamos la maldición Mentis c
Leer más