—No lo hice a propósito, ¡suéltame!Celeste desvió la mirada, sonrojada. Lorenzo entrecerró los ojos sin decir nada, mirándola con una mirada penetrante y agresiva.En el baño, la bañera, un hombre y una mujer a solas… Este tipo de situación fácilmente podría incitar la imaginación. Sobre todo, Lorenzo siempre había sido incapaz de resistirse al cuerpo de Celeste, y, además, el accidental coqueteo de Celeste hace poco, ya daba lo mismo si ella lo pretendía o no, ahora él ya la deseaba…La intención en la mirada de Lorenzo era tan aparente que, bajo esa mirada, Celeste sintió como si estuviera desnuda. Mordiéndose los labios, le susurró:—No quiero... ¡Emm…!Antes de que pudiera terminar, Lorenzo la jaló repentinamente, pasando su mano por detrás de su cuello para mantenerla en su lugar, luego la mordió los labios. ¡Realmente la mordió!Los afilados dientes del hombre apretaban un pequeño pedazo de su labio, mientras su lengua delineaba sus labios, como saboreando lo suave de esa carne
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