Sintiéndose impaciente, Marta contestó a la ligera:—Bien, bien, lo sé, lo sé.Pero en el fondo pensaba en cómo encontrar una ocasión adecuada para presentarse ante Jorge.El conflicto de Lucía y Marta llegó naturalmente a oídos de Rogerio, éste se limitó a sonreír ligeramente y negar con la cabeza, Lucía no era una persona que pudiera ser reprimida por Marta.De vuelta al departamento de diseño, Lucía acababa de entrar cuando vio que todos tenían la cabeza agachada, no pudo evitar acercarse y preguntar: —¿Qué pasa, que todos están sin espíritu y desamparados?Un hombre levantó la cabeza y miró a Lucía, su boca se movió, pero tras un breve momento de silencio volvió a bajar la cabeza.Lucía los miró uno a uno en detalle y, finalmente, un hombre abrió la boca.—Directora, este mes, este mes aún no hemos negociado ni un solo pedido.Con una persona hablando, el resto de las palabras no eran tan difíciles de pronunciar. Los empleados del departamento de diseño se quejaron uno a uno.—Sí,
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