Los otros hombres, excitados por la escena, se unieron también a la violencia.Pronto le quitaron el trapo de la boca a Anna. Pero antes de que pudiera emitir sonido alguno, se la llenaron con algo asqueroso.El lascivo reír de los hombres, los insultos y los débiles gemidos de la mujer llenaron de inmediato el almacén.Todo aquello sucedió en apenas un par de minutos. Bella se escondía en un rincón, empuñando el tubo de hierro que Daniel había pateado al suelo, junto a su teléfono móvil.Su corazón latía desenfrenado, sin poder calmarse.Los hombres atormentaban a Anna de todas las formas posibles, y Bella, que había convencido a Daniel para que sobornara a esos sujetos, sabía que de no haberlo hecho, ella habría sido la víctima.Anna no merecía su compasión, pero Bella tampoco se atrevía a bajar la guardia.Aunque esos hombres hubieran aceptado el dinero de ella, con la codicia y la lujuria, no podía estar segura de que no intentarían hacerle lo mismo.Además, Anna tenía gente que po
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