LOGANDebo de admitir que la comida del restaurante ha estado riquísima, tengo el estómago muy lleno, estoy a reventar. Solo que estoy un poco mareada, hemos acompañado la deliciosa carne con una copa de vino o más bien, cinco copas de vino, en mi caso. Fueron tantas que ni siquiera creo poder ponerme de pie sin tambalearme. En cambio, Cid, está ahí, como si nada pasara. Él se tomó más copas que yo y está normal, es como si lo que hubiera tomado fuera solo agua, pero yo he visto como tomó vino y pidió una botella más, porque para él fue insuficiente.—¿Estás bien?— tengo los ojos cerrados, estoy descansando por haber comido demasiado. Mi corazón está contento ahora que he comido, y qué comida, estaba deliciosa. —Mesero, necesito la cuenta, por favor.— La última frase me llama la atención, ¿qué no vamos a comer postres? Bueno, no puedo ponerme exigente cuando apenas y tengo cinco dólares en el bolsillo. Espero que la cuenta no sea tan cara o voy a deberle dinero al hombre galleta y no
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