Frente a la puerta de Villa Flor, Silvio se quedó quieto, sosteniendo firmemente la caja de regalo en sus manos, como si llevara un peso muy enorme. Dudó por un momento, pero nunca tuvo el valor suficiente de tocar esa puerta cerrada.¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que vio y habló con Elena? Intentó recordarlo, pero se dio cuenta de que, aunque no había pasado mucho tiempo, la distancia entre ellos en realidad parecía infinita.Justo cuando estaba sumido en sus pensamientos, la voz de Carmen rompió por completo el silencio: —Señor, ¿está buscando a Elena? Ella regresó, pero no se quedó mucho tiempo. — El rostro de Carmen mostraba una ligera confusión.El cuerpo de Silvio se tensó ligeramente. Recordaba que, en el centro comercial, había tardado un poco más eligiendo ese collar. Cuando llegó apresurado a la tienda de calzado, Elena todavía estaba allí. La vio irse en su coche, dirigiéndose hacia casa. Silvio había demorado media hora más en regresar, pero que raro, no h
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