En la tranquila oficina, sonó un celular.Era una canción muy alegre, única, dedicada especialmente a alguien.—Silvio, ¿todo lo que dicen en internet es verdad?Al escuchar el llanto al otro lado del teléfono, Silvio frunció muy seriamente el ceño. Como esperaba, ella lo llamaba para cuestionarlo y llorarle con angustia.—Paula, ya sabes que tuve que casarme.—No te creo. Me prometiste que cuidarías de mí toda la vida, ¿por qué tuviste que casarte con otra mujer?—Paula, incluso aunque me casé, seguiré cuidándote toda la vida. — Susurró en voz muy baja.—Ahora que tienes esposa, seas bueno con ella, y de nuevo volveré a ser ignorada como antes. Snif, Silvio, te esperé tanto tiempo. Pensé que cuando regresara, nuestra relación cambiaría por completo, pero ¿por qué... por qué no me quieres? Snif...Al otro lado del teléfono, Paula lloraba sin parar, su llanto le apretaba fuertemente el corazón.—Paula, no llores. Te lo prometo, nadie te ignorará. Siempre serás la princesita de todos, te
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