Estaban a punto de llegar al lugar acordado, y María se sintió nerviosa, deteniéndose involuntariamente.—Rita, ¿y si no vamos?Rita, que estaba emocionada, respondió ansiosa: —¿Cómo puedes decir eso? ¿Estás loca?María se mordió levemente el labio, visiblemente avergonzada: —Realmente no me gusta Herman. Si él hace lo que dices y anuncia nuestra relación en público, ¿qué debería hacer yo entonces?Al escuchar a María preocuparse por si le gusta o no Herman, Rita se enojó muchísimo: —¿Podrías ser un poco más madura? Herman te ha estado apoyando durante tres años. Si no vas hoy, ¿crees que seguirá ayudándote? Acabamos de perder el juicio, y sin el apoyo continuo de Herman, ¿crees que la empresa seguirá adelante? Ya no eres una niña. Aunque no pienses en ti misma, ¿no deberías pensar en tía y Juliana? ¿Has olvidado los días difíciles que pasaste con Juan? No importa si te gusta o no, lo importante es que la familia pueda vivir bien.María sintió un escalofrío en su cuerpo al escuchar est
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