Maikel.—Yo haré que ese miedo desaparezca —la vuelvo a besar de forma apasionada, me arrodillo en el pasto y la recuesto en el césped, mientras disfruto de sus tiernos labios, los cuales devoró con pasión y vehemencia. —déjame amarte Maya, déjame protegerte, déjame cuidar de ti —digo dando pequeños besos en sus labios.—No quiero salir lastimada Maikel, no quiero sufrir.—Pero no lo harás, dime porque lo harías.—Porque... ni yo misma sé, tengo tantos complejos me he creído todo lo que me han dicho durante todos estos años, que ya no se ni quien soy, he perdido hasta mi identidad.—No lo has perdido Maya, no has perdido nada, lo que ves mal en ti está solo en tu cabeza, déjame ayudarte, déjame ser ese alguien que siempre que necesites esté ahí para ti —acaricio su mejilla.“—Dile que somos pareja, dile que es nuestra luna, llevemosla a casa —me dice Theo, entusiasmado.—Quisiera Theo, es lo que más anhelo, pero debemos ir despacio, su familia la tiene oprimida y puedo sentirlo.“—Vam
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