Juan se olvidó por completo de que Lorena le había dejado en el camino y también la perdonó.«Hoy, gracias a mi presencia, está sana y salva.»Lorena le miró sin expresión, —Juan, tu prometida está ahí dentro, no es oportuno que me lo digas ahora, ¿no?Juan arrugó las cejas con incredulidad, —¿De qué estás hablando? ¿Qué prometida?«¿Desde cuándo tengo una prometida?»Lorena sonrió, —Juan, no me hagas tontas.Se dirigió directamente a su coche.Juan se quedó congelado en el sitio.Se detuvo unos segundos y se dio la vuelta.Cuando entró, vio a la gente consolando a Estela.—Señorita Serrano, esa Lorena es realmente demasiado arrogante, no te enfades, cuando te cases con el señorito López, ¡podrá darle una buena lección!—Así es, nunca había visto una zorra tan arrogante, el señorito López solo está hechizado temporalmente, ¡no te preocupes!—¿Cuándo se van a comprometer? ¡Mis regalos están listos!Juan entonces reapareció, en voz fría, —¿Qué compromiso?Todos se miraron sin decir nada
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