Hacía mucho frío y el aliento exhalado era blanco y espeso, pero la cara de Sergio estaba tan roja que parecía que estaba a punto de gotear sangre. Sergio echó una mirada a Hernán, y su mirada se detuvo en mí, después giró la cara para evitar a todos y dijo: —Todavía eres joven, me temía que esas cosas malas afectaran tus estudios, así que te ayudara a recogerlas. Si las quieres, te lo devolveré cuando vuelva a casa. Tan pronto como Hernán escuchó esto, se enfadó mucho y dijo:—Sergio, pareces un honrado, ¿por qué no hablas palabras honradas sino la alegación hipócrita ? Ciertamente hay algo malo, él mismo lo sabe a que se refiere. Sergio no soportó los agravios y razonó con Hernán con la cara fría. Cuanto más discutían los dos, el estado más intenso se volvía, y los otros dos muchachos los persuadieron con fuerza. Pero cuanto más yo escuchaba, más confusa se volvía, Sergio en realidad ocultó las cartas de amor que otros me dieron. A él no me gustaba, y ¿qué hizo con esas cartas?,
Leer más