Ella ya no se preocupaba por sí misma, solo quería encontrar un buen hogar para su hijo, solo eso.El corazón de Luis, ya destrozado por el odio, no tenía espacio para el amor… De lo contrario, no habrían llegado a este punto, no habría hecho algo tan absurdo con Sylvia.El rostro de Dulcinea, lleno de lágrimas.Hoy era el cumpleaños de Leonardo, y originalmente estaba muy feliz celebrándolo.A pesar de sus súplicas, él no se conmovió.Extendió la mano, tocando suavemente su rostro, helado por las lágrimas, y desde su altura la miró fijamente, diciendo con calma:—Leonardo es mi hijo.Dulcinea, aterrada, cayó de rodillas.…Luis se fue.Dulcinea seguía arrodillada en las baldosas del baño, sin poder levantarse…Estaba aturdida.Haber llegado a este punto con Luis, casi había olvidado lo que era amarle, los sentimientos de juventud al conocerse, casi los había olvidado por completo.Amarlo era su mayor pecado, pero pronto terminaría.Solo pensaba en su Leonardo.Leonardo se despertó, ll
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