Estela lo observaba, dirigiendo la mirada primero a Gerardo y luego a Cira.Ella no era tonta, e incluso era bastante inteligente. Después de todo, no podría haber creado la ilusión de que Morgan seguía sus órdenes con solo unas pocas palabras si no fuera así, llevando a que Cira malinterpretara la situación.Entonces, en ese momento, ya había comprendido todo. Se recostó contra la silla con una expresión enfermiza en su rostro, pero una sonrisa extraña y abrupta apareció: —Resulta que mi pequeña trampa no fue un completo fracaso. Al final, ayudé al señor Vega a ganarse el corazón de la señorita López...Cira, con voz tensa, respondió: —Lo que sucede entre Morgan y yo no es asunto tuyo.—Viniste a mi casa para conocer la verdad, pero ahora no te atreves a escucharla. Secretaria López, ¿por qué eres tan contradictoria? Ah, ya lo sé. En realidad, lo has sospechado desde hace tiempo, ¿verdad? Pero no te atreves a confirmarlo. Después de todo, ya tienes puesto el anillo. Si ahora descubres
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