Con dinero en mano, Valentina se alojó en un hotel esa noche. A medianoche, Santiago regresó a la Villa de Los Pinares, solo para encontrar la casa vacía.Al ver que Valentina aún no había regresado, Santiago, preocupado por su seguridad, inmediatamente le llamó.El teléfono sonó varias veces antes de que Valentina, con voz somnolienta, contestara.—¿Hola? ¿Quién es? ¿Hola?—¿Dónde estás? —preguntó Santiago, con un tono de voz grave.Valentina, aún medio dormida y confundida, respondió:—En un hotel, ¿quién eres?Tras decir esto, colgó y volvió a dormir.Santiago, mirando fijamente su teléfono, con el rostro ensombrecido, se dio cuenta de algo. ¡Tan solo después de una noche, ya había empezado a pensar en ese lugar como su hogar! Pero ella tenía razón, ¿quién era él para ella? Solo un matrimonio por conveniencia, una relación destinada a terminar en un mes. ¿Realmente se lo había tomado en serio?Santiago se rio de sí mismo con sarcasmo y luego dejó la Villa de Los Pinares. Durante los
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