—Sí, fuiste tú quien dictó y presionó tu mano en el acuerdo, ¿dudas que lo haya falsificado?Santiago habló con un atisbo de tristeza en sus ojos.—Te dije que hablaríamos del acuerdo cuando estuvieras sobria, pero aún así dudas de mí. Está bien, si no lo reconoces, podemos romperlo. Aunque no tengamos un acuerdo, igual te ayudaré…Santiago tomó el acuerdo de las manos de Valentina. Su hermoso rostro mostraba una profunda herida, como si Valentina realmente lo hubiera acusado injustamente. Al ver esto, un sentimiento de culpa surgió en Valentina, sintiéndose como si hubiera cometido un gran error.Él solo quería ayudarla, pero ella seguía dudando. Además, con la demanda de cien millones de dólares de Aitana, realmente necesitaba el dinero. Quizás las cosas eran como él decía, que ella había insistido en hacer el acuerdo.Cuando Santiago estuvo a punto de romper el acuerdo, Valentina lo detuvo de repente:—Espera...Santiago la miró con ojos heridos y una chispa fugaz de astucia. Valent
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