Valentina solo sonrió ligeramente, sin pronunciar palabra. Observaba cómo su padre y su madrastra parecían bufones furiosos, lanzando amenazas vacías. Cuanto más se exasperaban ahora, más divertido sería ver cómo se disculpaban después.Alicia, al ver la sonrisa de Valentina, sintió un escalofrío. Pero, consciente del resentimiento de Marc hacia Valentina, lo animó:—Amor, por favor, tienes que defendernos...Antes de que Marc pudiera decir algo, Alonso se interpuso entre ellos, con su aire de distinguido caballero, haciendo que Marc vacilara.Valentina se sentó con autoridad en un sofá de la habitación, irritando aún más a Marc y Alicia.—Hmph, ni siquiera se disculpa como es debido. Oficial, no aceptamos la disculpa de Valentina. Llevaremos esto a la justicia —afirmó Marc.Los policías estaban confundidos. Uno de ellos, una mujer policía, se acercó a Aitana con un documento:—Señorita Aitana, ya hemos esclarecido lo ocurrido en el museo. La persona responsable de su aborto ha sido de
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